Discúlpame si te odio un poco,
al fin y al cabo
soy yo la que salgo perdiendo.
Que perdí a un compañero y un sueño,
un paisaje, mi casa, un árbol…
Que, por amarte, me perdí.
Me perdí hasta el
respeto.
Que a mi fe ciega en el amor
se le cayó la venda de los ojos
y ya no osa ni mirar.
Discúlpame si te odio un poco,
al fin y al cabo
soy yo la que salgo perdiendo.
Que tú, ganador por
destino,
ganaste de nuevo.
Te quedaste la sonrisa,
el paisaje, tu castillo,
y un sueño en el que yo ya no quepo.
Discúlpame si te odio un poco.
Compréndelo, es mi rabia.
Es lo último que me queda de ti.
Hay ocasiones en las que cruzar la línea del amor al odio es muy fácil, a mi me gusta este discúlparse por ese solo poquito odio, eso es señal que no se guarda rencor, algo que perjudica no solo al que lo recibe, también al que lo siente. Mar, delicadamente expresado.
ResponderEliminarBesos poeta.
Gracias por tus generosas palabras San y el enorme piropo..poeta... aprendiz :) besos querida!
ResponderEliminarQue bonito despido a un amor queno te merece. yo de ti seguiria escribiendo poemas así.Un abrazo.
ResponderEliminarUn bello poema que refleja muy bien ese sentimiento.
ResponderEliminarMe alegra leerte de nuevo.
Un fuerte abrazo.