Los mismos ojos, diferente la mirada.
Nacemos con unos ojos, un arma
valiosísima que apenas valoramos a veces, como tantas cosas. Nacemos cargados
de energía, de curiosidad, de alegría vital. De niños todo nos apasiona… Y poco
a poco, las creencias que heredamos, de padres, de maestros, de nuestra
sociedad, cultura, religión… cambian la visión de las cosas; nos van
moldeando, nos limitan. Miedos, inseguridades, experiencias mal vividas,
interpretaciones, palabras que creemos, promesas que doloridos nos hacemos etc
nos van restando energía, vitalidad… alegría de vivir… nos van cambiando la
mirada. Y nos identificamos con esa mirada. A algunos se les
enturbia, a algunos se nos entristece la mirada; a otros se les hace
altiva; a algunos se les enrabia...
A veces es necesaria una mala noticia o
hasta, desgraciadamente, una tragedia, algo que nos sacuda de verdad, como una
enorme ola que nos bate y nos hace caer cuando la afrontamos de cara y
revolcarnos en la arena. Ahí en el suelo, derrumbados, tenemos dos opciones,
dos posibles miradas. Asombrarnos de la potencia de la ola, admirar la
majestuosidad de la mar y bendecir su divinidad… agradecer que su belleza nos
envuelva o… cagarnos en la madre que parió a la ola, que qué mala mar que hace
hoy, que aquí no se puede nadar, que qué ridículo, ay que nadie me vea, es que
la he viso venir y no he hecho nada… que es que soy una inútil y…
La vida y su fiel compañera, la muerte,
me han dado un toque de atención estos días. Próximamente me van a practicar
una histerectomía por un quiste sospechoso en un ovario. Y he decidido
aprovechar para cambiar mi mirada. Agradezco todo lo que tengo pues tengo
muchísimo, entre muchas cosas, vuestra lectura y amistad incondicional,
jueveros y no jueveros. ¡Y este maravilloso portátil! Sí, el sueldo me ha
dado para ello y yo ¡tanto quejarme de mi sueldo!
Desde hace tiempo vengo sorprendiéndome
con la belleza divina de la madre naturaleza. Ahora juego a encontrarla
en mi ciudad… aprendo a ver mi ciudad, mi casa, mi familia, mis amigos
virtuales y no, mis compañeros de trabajo, mis alumnos… todo, con otros ojos.
Aprendo a amarlo todo. También a mí misma. Me sorprende que ahora pueda verme
a mí misma de manera diferente… y quererme.
Y me sorprendo con la belleza de las
cosas pequeñas. Me sorprendo con el milagro constante de la vida. La
mirada cambia, puede cambiar; no se necesitan otras gafas, ni estar enamorado,
como yo siempre creía, jajajaja. Sólo dejarse sorprender por la vida, por su
divinidad, por nuestra propia vida, divinidad.
Os dejo para despedirme un precioso regalo que me ha
hecho un alumno: una canción de una sensualidad exquisita, con unas imágenes
bellísimas. Observaréis que la cantante lleva gafas de sol y bastón. Tuvo un
accidente gravísimo a los 19 años yendo en bicicleta. Sufre de
hipersensibilidad a la luz, problemas de memoria, locomoción, etc. Un ejemplo
de superación increíble:
Más miradas en casa de Matices
A veces es muy bueno cambiar la mirada, cambiar la visión de las cosas que nos parecen cotidianas o sin importancia, pero lo son. Ante hechos que nos pasan y nos marcan nuestra mirada se vuelve distinta, y comenzamos a valorar más las cosas simples.
ResponderEliminarNo pude escuchar la canción, me da error. Más tarde lo intento de nuevo.
Lo mejor en tu cirugía, y que salga todo bien, un beso enorme.
No escuché la canción pero leí el relato y el título me parece redondo y contundente. MUY BIEN.
ResponderEliminarCambiar la mirada ante la vida, una estrategia que suele resultar a instancias de una alerta o una desgracia. Hallar la fortaleza para no bajar los brazos y encontrar el ángulo positivo que nos permita una nueva perspectiva de la circunstancia que nos toca transitar, entendiéndola como una nueva posibilidad.
ResponderEliminarTe felicito por tu actitud y coraje.
un fuerte abrazo
Todo un planteo Mar, a cerca de cómo vemos las cosas. No es lo mismo ver que mirar, y a veces, solo miramos, sin mucha detención, sin captar los detalles, sin atender ni entender lo que implica, todo eso cuanto miramos. Ver, es más profundo, y muy bien lo narras. El darle un giro a las cosas para encontrarle el lado positivo, es una decisión sana. No siempre nos atrevemos a ello, o simplemente no tenemos ganas, y nos quedamos con lo malo... Toda una enseñanza y un enfoque de vida, el que nos ofreces a través de tus palabras.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor en ese estudio que debes hacerte.
Un beso al vuelo!
Gaby*
Muy de acuerdo con tu reflexión, Mar. Según miremos así se nos mostrará lo que nos rodea, Mira en positivo y llegará a ti , yo lo creo, y aunque cuesta, no es imposible. No hay que esperar a que ocurra algun hecho que nos volteé para detenernos y descubrir todo lo bueno que nos rodea.
ResponderEliminarUn abrazo.
Le das la vuelta a la vida, le das alas a las buenas ideas y así sigues en el camino.
ResponderEliminarTodas las miradas no son ninguna si miran al vacío, a la nada... Más se ve con los ojos cerrados. Esa mirada última, la tuya, la de ahora, la que estrenas como una niña... -o como una mujer- que mira con la perspectiva de la belleza, es la mirada a la que es dificil llegar. ¡No la pierdas! Besos
ResponderEliminarIba leyendo tu relato mi querida Mar y me dolió ese NOS de la frase “a algunos se nos entristece la mirada”, pero al seguir leyendo veo que efectivamente una desgracia nos puede cambiar la mirada, claro está que lo de tu operación no va a alegrarme, te mando todo mi cariño y mi energía positiva, que ya sabes que no sirven para nada pero reconfortan, pero me alegra que eso en vez de entristecerte más la mirada te haya hecho que la cambies y como un ciego que ha recuperado la vista, veas el mundo tan hermoso como es. El cariño no se diluye, siempre está ahí, constante, como el mar, ese mar que a las dos tanto nos gusta, miles de besossssssssssssss.
ResponderEliminarIba leyendo tu relato mi querida Mar y me dolió ese NOS de la frase “a algunos se nos entristece la mirada”, pero al seguir leyendo veo que efectivamente una desgracia nos puede cambiar la mirada, claro está que lo de tu operación no va a alegrarme, te mando todo mi cariño y mi energía positiva, que ya sabes que no sirven para nada pero reconfortan, pero me alegra que eso en vez de entristecerte más la mirada te haya hecho que la cambies y como un ciego que ha recuperado la vista, veas el mundo tan hermoso como es. El cariño no se diluye, siempre está ahí, constante, como el mar, ese mar que a las dos tanto nos gusta, miles de besossssssssssssss.
ResponderEliminarNuestra visión de las cosas puede sufrir un giro de 180º a partir de un momento de nuestra vida, pero es cierto que la vida es un don preciado y que es hermosa y que merece contar con la mejor de nuestras miradas siempre, aunque a veces se hace muy difícil esa óptica.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Mar.
Todo parte de aprender a querernos, a valorarnos, si nuestro ser interno está bien, nosotros también lo estamos, nos llegan situaciones que nos sacuden, o como dices, nos mandan al piso, está en nosotros reconocer qué o quién nos ha tirado y brindarle nuestra mejor sonrisa y cálida mirada, porque nos ha hecho perder el equilibrio y volver a retomar, con más fuerza, con más ganas y descubrir que estamos envueltos en pequeños detalles, es imprescindible que observemos, porque nosotros mismos somos piezas de puzzle hecha de detalles.
ResponderEliminarQue todo salga bien en la operación, abrazo tu alma, Mar