LIBRE
En todo este tiempo
no te has cansado de acechar
en algún callejón de mi sueño.
¿A santo de qué regresas?
¿Acaso el tiempo no cura nada?
Amanezco mañanas
Con tu sonrisa en el umbral de
la puerta.
Llevas la misma camisa blanca.
Y te prohíbo entrar
y te declaro muerto; te
proclamo muerto.
Luego me sobresaltas
malditamente vivo,
en una foto, en una taza, en
una planta,
en el canto de una tórtola,
en un perro que no conozco…
en una mota de polvo que me
ahoga.
Parece que el tiempo no cure
nada…
Pero sí.
Por suerte hoy he despertado de
tu hechizo,
he recordado los amarres y
mordazas
y aislada en el aseo, a oscuras
del estruendo de tu nombre,
agarro las tijeras y corto el
cordón umbilical
que juntos preñamos.
Y me proclamo libre.
Hay que proclamarse libre cada mañana al levantarse.
ResponderEliminarCierto Tracy.
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