Es lo indomable,
lo que te barra el vuelo
lo que malvive en la caverna,
en el lodo más
putrefacto del odio y el deseo
Es su fantasma,
escapado de una curva del cerebro
lo que te sobresalta
en la noche de las cuatro
Es él sin serlo,
de nuevo él,
el que ha ultrajado tus sueños,
y tienes la certeza
por el regusto a óxido en la boca
y los cristales de su nombre
aún en la garganta
Fuerte y duro Mar, ese regusto a óxido, esos cristales aún punzando.
ResponderEliminarMagnífico poema, mi querida poeta.
Besos.
Encantada de quete pases por aquí. Gracias sonrisa!
EliminarMe encantan tus versos.
ResponderEliminarWala! Tonma piropo!!!! Así da gusto escribir,publicar. Abrazo!
EliminarNo he sentido la angustia vital de ese óxido y esos cristales punzantes en el alma y me pregunto
ResponderEliminarsi alguna vez se irán o aguardarán por siempre en la caverna la ocasión de volver a hacer daño.
Gracias por leerme Pepe y comentar. Creo que los fantasmas, de cualquier tipo, son nuestros miedos y/o nuestras penas, o nuestro miedo a revivirlas... creo que cuando aceptas su existencia y confrontas el miedo desaparecen... Un abrazo :)
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