Al árbol, árbol.
Al perro, perro.
A la mujer, mujer.
A la tristeza, tristeza.
Al odio, odio.
Es hora de poner nombre a este dolor
Que causa el vacío de tu boca
La brevedad de tus respuestas
El llanto de una niña
La mano indigente rogando
El pájaro muerto en mitad de la acera
Y sin embargo este dolor no habita en
ningún diccionario
Se rebela ante cualquier letra
Va más allá
Más allá de mi cuerpo
Más allá de la ausencia de tu mano y tu sonrisa
Más allá de la lágrima del suicida
Más allá de la soledad de los desiertos
Más allá del odio de las trincheras
Más allá de un mar de cadáveres
No sé cómo nombrar a este dolor mío
Para acunarlo.
Viene llorando de toda una vida
De la vida de mis abuelas
De la vida de todas las mujeres de la
tierra
Es un dolor infinito que cabalga galaxias
Inabarcable, innombrable, indomable
Como el amor
Que ya no me susurras.
Tremendo. Sincero. Incontenible. Así me llega tu dolor.
ResponderEliminarTe extiendo mi mano desde lejos... desde cerca.
Un abrazo
Mónica!! Quéilusión que me leas aún cuando no escribo el jueves. Gracias. Gracias.
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