domingo, 15 de enero de 2017

Este jueves un relato: ADELA


Los juegos de mi hermano me resultaban asquerosos y crueles. El tirachinas era su juego favorito.  Matar a una mosca, matar a una largatija, darle a una rata, darle a un gato... Yo tenía juegos más inocentes, los clásicos de niña. Yo jugaba a muñecas.
 
Muñecas, sólo muñecas... adoraba las muñecas en especial las que tenían tamaño y forma de bebé... les ponía nombre a todas. Recuerdo a Alberto un Nenuco de toda la vida, rubito, monísimo, con su trajecito de lana blanco y un poquito de azul cielo, como sus ojos. Y recuerdo a Adela, mi primera y única Nancy a la que mi abuela Adela, modista de profesión,  había hecho un abrigo rojo a medida. Y recuerdo a aquel hombre cliente habitual en el bar de la familia, la cara picada por la viruela y los años, la nariz roja y varicosa de maestro bebedor, que me preguntaba todas las noches cómo se llamaba mi muñeca. Una noche mamá me envió a dormir. Yo estaba en la cocina, agarré a Adela y le di un beso a la abuela. Asomé la cabeza al bar para decirle buenas noches a mis tíos que allí trabajaban; mamá me enviaba a dormir. Subir al piso de arriba, sola, a dormir, sin que mamá subiera, era un suplicio, siempre subía aterida, abrazando a alguna muñeca. Hoy era Adela... el silencio de la escalera, el frío de la escalera, meter la llave en la puerta, dejarla bajo la alfombra, la oscuridad y el vacío del piso misteriosos y amenazantes. Aquella noche, el señor de la nariz roja me siguió hasta el rellano y me dijo enseñándome todos sus dientes amarillos y podridos: "¿Me das a Adela?"

Más relatossobre jugar y juegos, siguiendo la propuesta de Verónica, en su blog: Censura


8 comentarios:

  1. Inquietante final el que nos dejas, alejado de juegos infantiles. la descripción que haces del personaje de la nariz roja invita a adjudicarle malos pensamientos y peores comportamientos, que no auguran nada bueno en ese ¿me das a Adela?.
    Un fuerte abrazo.

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  2. Un final verdaderamente inquietante. No parece que lo que sigue sea muy bueno.
    Muy bien construido tubrelato.
    Un abrazo

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  3. La verdad es que el final es un poco amenazador pues intuyes que no va a pasar nada bueno con ese hombre tan desagradable.
    Yo nunca tuve una Nancy...mi madre me compró una parecida que se llamaba Tara, pero no era lo mismo...
    Un beso

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  4. Esos juegos de niños y niñas tan diferentes, te gustaran o no las muñecas, o la comba, tenias que jugar porque de lo contrario estaba mal visto. Yo también tuve una Nancy pero desde luego no hubo un tipo tan desagradable como describes tan bien. Vamos que da un repeluz...
    Besos Mar.

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  5. Un desenlace inquietante, no hay expectativa de algo bueno, sino siniestro.
    Bien contado

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  6. Buenas tardes llegue tarde a leerte pero llegue , una historia que encierra muchas cosas en ella , pero creo que eso es otro tema , a veces en la soledad un juguete " en este caso Adela" te servia para que tus miedos fueran menos .
    Un abrazo amiga cuídate .

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  7. Buena mezcla para abordar el tema de la propuesta...juegos y peligros...y esa extraña sensación que deja de que algo amenaza y se intuye...
    Besos

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  8. El peligro siempre amenazante en la niñez y el miedo atenuado gracias a la fijación con un objeto que nos da seguridad, en este caso la muñeca Adela.

    Un beso.

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