jueves, 6 de agosto de 2015

Este jueves un relato: "Frío en el alma"




Frío en el alma

El que ha tenido frío de pequeño, tendrá frío el resto de su vida,
porque el frío de la infancia no se va nunca. El mundo, J.J. Millás.


   −Tengo el invierno dentro –dijo Pilar entre temblores, los dientes le castañeaban   y yo no sabía ya qué echarle encima.

  Pilar se había quedado a pasar la noche en mi casa. Las dos nos habíamos conocido hacía muy poco, en segundo de Filología Hispánica,  pero nos sentimos muy próximas en seguida. Era hermosa Pilar, toda ella; cuerpo, cara, voz, gesto… Del abuelo materno que era gitano, había heredado la tez aceitunada el cabello fuerte y espeso y más negro que el más puro de los azabache. Sus labios bien definidos, delgados pero llenos, sensuales. Era elegante e inteligente, muy inteligente y yo la admiraba por ello; por lo bien que hablaba, por su dominio del lenguaje, por tanto como había leído, por sus escritos… Yo a su lado, me veía fea, ignorante y mediocre, muy mediocre. Pilar escribía unos textos virtuosísimos enredados como su escritura. Solían ser textos amargos, tristes. Toda ella era triste; su voz, su porte, su gesto. Pilar me intrigaba, me atraía su manera de ser, romántica, melancólica. Yo me dejaba llevar y entraba con ella en un mundo tenebroso en el que me sentía desconcertada a la vez que hipnotizada.

   Aquella noche se había quedado en casa porque yo la había invitado. Me apetecía enseñarle mi casa, mi habitación, mis cosas, que conociera a mi madre. Cuando se metió en la cama empezó a temblar. Era invierno, pero un invierno suave de esos de Barcelona, teníamos la calefacción puesta y en su cama había edredón. Yo no lo entendía, llegué a ponerle cuatro mantas más encima, de lana, de las antiguas, de las que pesan. Ella me tranquilizaba:

−Amiga, no pasa nada, no temas. Ya se me pasará. Es al acostarme, siento un frío intenso, dentro, muy dentro, calado en los huesos y en el alma. Es como si tuviera el invierno dentro. Ya hablaremos. Buenas noches.

   A medida que fui conociendo a Pilar, me fui alejando de ella. Lo reconozco, me producía más dolor que otra cosa todo lo que me contaba. Me alejé de ella porque no podía con su dolor, bastante tenía, me dije para justificarme, con mi tristeza. Pilar había sido violada de niña y reiteradamente durante unos años, ya no recuerdo cuántos,  por su abuelo. Cuando le dije que necesitaba ayuda, me dijo que su madre ya la había llevado al psicólogo pero que ella los había mentido, al terapeuta también, que no pensaba contar lo suyo nunca. Yo no entendía como podía vivir con aquello.  Aquello era muy grande para mí y me aparté. Teníamos diecinueve años. Hay fríos que se te meten en la infancia y no salen nunca de tu cuerpo. Eso se lo leí a Millás mucho después y fue entonces cuando comprendí el frío de mi amiga.

Más relatos del frío en el blog de Dorotea.

10 comentarios:

  1. Un relato duro. A veces no podemos con el dolor de los demás, es verdad amiga, es demasiado par nosotros, y nos justificamos de lguna manera para alejarnos, es como si no pudiéramos imaginarnos tanto dolor.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Es difícil ponerse en el lugar del otro situaciones así. A veces imposible. Hay heridas que no se pueden curar.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Terrible pasado que bien justifica ese frio interior que la pobre sentía. Al no decidirse a contar su secreto, sus espantosas vivencias, jamás superaría ese intenso frio vivencial.
    Triste historia.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Lo que dice Millás es verdad y pasa más allá del frío físico.

    ResponderEliminar
  5. Madre mía! Es realmente impactante tu relato así como la forma de contarlo. Es comprensible el frío que sentía Pilar en el cuerpo y en el alma. Muy acertada la frase de Millás y muy acertado tu relato a partir de ella. Me ha encantado.
    Un beso

    ResponderEliminar
  6. Hay golpes en el cuerpo que atraviesan el alma... Y no hay forma de arrancarlos de ahí. Es así, un frío intenso que día a día se va calando más y más... hasta que desborda de tal manera que te congela no solo por dentro, sino por fuera también.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No encuentro tu blog. Has escrito relato para este jueves?

      Eliminar
  7. Un relato durísimo, y que has sabido transmitir ese frío y esa angustia.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  8. Un frío doloroso que cala hasta los huesos. Tu relato es tan humano que llega al alma.
    (mi corazón se alegra de que estés en casita y bien y te envía mucho cariño de ese que sana cuando lo envían los amigos. )
    un beso y un abrazo

    ResponderEliminar
  9. Qué intenso! De una tristeza hermosa.

    ResponderEliminar