María agarró un rotulador de esos permanentes y se fue para la cocina. A los quince minutos ya no le cabía nada más en la puerta de la nevera:
silencio no me provoques cállate no me contradigas se te va la fuerza
por la boca silencio en casa de mis padres ni te atrevas deja de
quejarte bruja silencio no me provoques te digo tienes la boca más
grande que el coño de una puta cállate que a los vecinos no les importa
eso ahora llora llorona que no sabes hacer otra cosa que llorar que eres
una inútil silencio para esto mejor me quedaba en el bar que me tienes
hasta los cojones que contigo no se puede ni hablar ignorante que me
pones de los nervios todo el día llorando cuando no quejándote y cuando
no gritando histérica que eres una histérica que no sé cómo sigo contigo
que es que te parto la cara anda tómate la pastillita ya y calla
Pufff. Qué angustia! Buen texto. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por leerme Juan Carlos. Un abrazo.
EliminarFuerte, amargo, intenso. Muy bien contado Mar, mujer sensible....
ResponderEliminarbesos y abrazo apretado
Cass, es un texto que había escrito para un jueves y la realidad, desafortunadamente, me lo trajo a la memoria. Rescribí ls dos primeras líneas. Gracias por leerme. abrazo apretado! jajaja, qué mona, nuncalo había oído.
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