miércoles, 8 de julio de 2015

Este jueves, un relato: "Sucedió en un tren"



Este jueves, el relato tiene una introducción de la que todos debemos partir (los participantes del grupo juevero, y que es esta: "Su voz era como un susurro, hablaba y hablaba sin escatimar en detalles. A esas horas de la noche, los pormenores sobre la historia de nuestra familia me adormecían sin poder evitarlo. El abuelo repetía una y otra vez la aventura de aquel viaje en el que una vez en el tren..."



... de vía estrecha que le llevaba de Oviedo a San Esteban de Pravia, entabló conversación con un sacerdote. Mi abuelo le contó que era marino mercante, de Barcelona, y que se dirigía a San Esteban para pedir la mano a su novia, a la que había conocido en uno de esos viajes.
   −¿Y quién es la afortunada? Porque yo allí conozco a muchas mujeres;  que he sido el cura  de San Esteban.
   −Pepita, padre. –Respondió Guillermo con la cándida asertividad de los enamorados.
   −¿Pero qué Pepita?
   −Pepita la de “El Peral”, el bar-restaurante; la hija de Pacita.
   −¡Ah!¡Hombre, hombre, hombre!  –El cura dio un brinco en su asiento y levanto la voz y empezó a gesticular furibundo.−  ¡Claro que sí! Pepita la hija de Pacita, la de la Peral. ¡Claro que los conozco! ¡Menuda familia con la que te vas a casar!!!
    −Oiga, padre, ¡que soy el novio! −Guillermo, muerto de miedo intentó pararle los píes.
    −¡Esos sí que son buenos!  Religiosos de corazón, de  verdad. No como esos que van ahí bajo palio, esos que se dicen cristianos y son unos asesinos, unos ladrones. Porque lo que pasó esa familia… yo lo sé todo. ¡Eso fue un asesinato! ¡Lo mejor del pueblo.!! Lo que hicieron con esa familia no tiene nombre… porque eran unos verdaderos cristianos. De verdad, lo más sano, lo más puro que hay de corazón y no esos sinvergüenzas, caciques, ladrones…

   Y así continuó el cura un buen rato en medio del tren, enrojecido, montado en cólera... Mi abuelo estaba más blanco que la modesta camisa que estrenaba y había enmudecido. Él no sabía de qué diantres le hablaba el sacerdote. Se había enamorado perdidamente de Pepita en el primer encuentro y en tres años de cartearse, apenas la había visto cuatro veces.
   −Yo me bajo en la próxima estación, hijo. –Don Severino se había repuesto ya.− Pregúntale, pregúntale a Pacita, ella te contará. Dios bendiga tu matrimonio. Dios os bendiga.  
   Pacita, mi bisabuela, le contó bien poco. Y, su hija, mi abuela, había aprendido bien la lección de su madre: “Ya sufrimos bastante… Vale más perdonar y olvidar”.

Más pasajes en el blog de Alfredo.

21 comentarios:

  1. Me gusta. Todos los textos que he leído hasta ahora hablan de amores pasados o de hechos difícil de nuestra historia. Algo nos ha marcado de tal forma que hemos reaccionado así.
    Besos.
    Mag

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    Respuestas
    1. Hola, no encuentro tu relato. Cómoe llama tu blog?

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  2. Muy bien encajada la figura del cura, jajajajaja

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  3. Muy bien encajada la figura del cura, jajajajaja

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  4. Un relato muy bueno, y sí, muy bueno el papel del cura metiendo baza en el asunto... de qué no se enteran los curas? ainsss... y el final es una gran enseñanza, perdonar... y olvidar... aunque a veces es complicado...
    Me ha gustado mucho!! Besines!!

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  5. El perdón...y el olvido...dos cuestiones de las que solo saben las grandes personas que ya han pasado lo suficiente....
    Muy original...con el cura metido en el ajo...me ha gustado!!
    Un beso

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  6. Debió haber sido un historia terrible para que haya conseguido poner así a un cura! jejeje... nos quedamos con las ganas de conocer los detalles! jajaja

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  7. Pues vaya con el cura, lo sabía todo, más que el novio,y es que lo que no supieran los curas en esa época no lo sabía nadie.
    Me gustó.
    Un abrazo

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  8. Qué buenos personajes has creado, ese cura parlanchín y ese marino que escucha.
    Besos, Mar.

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  9. Un curita que dejó a todos en la interrogante ...si que él condenó a todos ...pero la novia y su madre ...mas vale perdonar y olvidar ...hermosa lección ...
    Muy buen relato
    Un abrazo

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  10. Muy bonito tu relato, me ha encantado que bien has hecho el papel del cura.

    Muchos besos

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  11. Buen relato, con el cura creando intriga mientras chismorrea.
    Un saludo

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  12. Me encantó imaginar a ese cura, hablando sin parar. Y, aún más, imaginar lo que no se cuenta.
    Muy buen relato, de verdad, muy bueno.

    Un beso.

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  13. Joder con el clero, metiendo miedo en el cuerpo del pobre muchacho. Y el vá, y se contenta con una explicación a medias por parte de la novia. :)
    Muy bueno.
    Saludos.

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  14. Pues yo me he quedado con las ganas de saber la historia de Pepita, la hija de Pacita ! Muy buen relato que a mi me ha sacado una sonrisa imaginando la escena.
    Un beso

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  15. Muy interesante esos párrafos que al parecer forman parte de un todo más ambicioso. Me atrae lo relacionado con la guerra civil y la posguerra, aunque siempre termina por indignarme. Muy buena puesta en escena.
    Besos y gracias por participar.

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  16. Muy bueno por lo que queda en el aire, ese cura que parece saberlo todo y ese chico que se queda con las ganas de saber. Me gusto.

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  17. Muy bueno por lo que queda en el aire, ese cura que parece saberlo todo y ese chico que se queda con las ganas de saber. Me gusto.

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  18. Muy bueno por lo que queda en el aire, ese cura que parece saberlo todo y ese chico que se queda con las ganas de saber. Me gusto.

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  19. Cuántas historias hechas de silencios...todo un submundo que se mueve en los ambientes rurales, que todos conocen pero todos callan...me ha encantado el relato y el ritmo, casi, casi, como el del tren en el que iban montados los protagonistas...
    Besos

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  20. Cuántas historias hechas de silencios...todo un submundo que se mueve en los ambientes rurales, que todos conocen pero todos callan...me ha encantado el relato y el ritmo, casi, casi, como el del tren en el que iban montados los protagonistas...
    Besos

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